Entobiología de los Humedales en los Parques Nacionales de Las Tablas de Daimiel y Cabañeros
Desde nuestro origen como especie, cada comunidad, cada pueblo ha explorado su entorno inmediato, observando y estudiando la naturaleza para poder descifrar sus posibilidades y sus recursos; alimentos, vestido, herramientas, medicina… Los misterios del mundo natural han ido siendo desvelados por las generaciones de seres humanos que nos han precedido sobre el planeta, nuestros ancestros. La Etnobiología estudia y analiza este vínculo, las profundas relaciones entre el ser humano y el resto de seres vivos, la diversidad cultural puesta en relación con la biodiversidad.
La Biodiversidad de los parques nacionales de Cabañeros y Tablas de Daimiel viene estudiándose desde hace varios años, tanto desde el punto de vista de la flora y los hongos como de la fauna. No podemos decir lo mismo respecto a la llamada Biodiversidad Cultural, es decir, aquella que resulta de la interacción entre el ser humano y los diferentes ecosistemas, basada en el conocimiento asociado a la gestión de los recursos y que relaciona el patrimonio cultural con el patrimonio natural, todo ello a través del Sistema de Conocimiento Tradicional (TKS por sus siglas en inglés). Los conocimientos tradicionales ligados a la biodiversidad son el objeto de estudio de la Etnobiología.
El entorno de los parques nacionales de Daimiel y Cabañeros y el extenso corredor entre ambos espacios protegidos, la comarca conocida hoy como “Entreparques”, albergan ecosistemas únicos, entre los que destacan los bosques y matorrales mediterráneos y los diversos humedales presentes en la zona como son los trampales o bonales -turberas-, las tablas -extensiones lagunares de los ríos- y el propio río Guadiana que vertebra la zona. Sin olvidar las aguas salobre de los lagunazos y lagunas endorreicas. Pero no sólo son el hogar de estas comunidades de seres vivos y su medio físico sino que también son el espacio donde han desarrollado su existencia desde hace siglos comunidades humanas profundamente arraigadas y adaptadas a su medio. Para poder habitar este lugar ha sido imprescindible el uso y explotación de los recursos naturales, proceso que ha modelado el paisaje, dando lugar a dehesas, campos de cultivo, huertos, etc.
Entre los recursos naturales sobresalientes en la zona destacan las densas poblaciones de helófitos, las plantas de los pantanos, como carrizo, juncia, vallunco, masiegas, juncos o eneas. Han servido como material de construcción, combustible, medicina, pasto, fibras para cestería… Los ríos y humedales, hoy cauces polvorientos por la sobreexplotación de los acuíferos, mantenían una rica fauna acuática, especialmente las poblaciones de peces y cangrejos, sostén de la “gente del río”, una comunidad bien diferenciada culturalmente que mantenía un modo de vida hoy extinguido. Un buen ejemplo lo tenemos en nuestro río Guadiana, antaño fuente de vida, de trabajo y de recursos naturales para las gentes que vivían en su ribera, es hoy en día, un río muerto por la falta de agua. La culpa seguramente sea de un progreso mal entendido, que permitió tomar decisiones que llevaron a su canalización, roturación de sus riberas y destrucción de sus puentes y molinos milenarios.
Los bosques y matorrales mediterráneos, tan abundantes y presentes, proporcionan caza, pastos para la ganadería, leñas, carbones, frutos silvestres como bellotas o madroños y plantas medicinales y aromáticas, entre otros recursos.
El proyecto ‘Etnobiología de los Humedales en los Parques Nacionales de la Tablas de Daimiel y Cabañeros’ pretende documentar el vasto cuerpo de conocimientos tradicionales asociados a la naturaleza y sus recursos, para evitar su desaparición y permitir su pervivencia bajo otros marcos de trabajo como pueda ser el ecoturismo o la interpretación ambiental. La cultura asociada a la naturaleza es parte también de las señas de identidad de cada comunidad.
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